sábado, 26 de noviembre de 2011

Botones Negros


Botones negros, grandes, en lugar de ojos; me miraban fija e invasivamente. ¿Dónde estaba? ¿Quién era esa que antes me resultaba tan familiar y ahora no puede ocultar ante mí su grotesca naturaleza?
Detrás del espejo. Al otro lado de una diminuta puerta escondida en algún recóndito recoveco; existe un portal a otro mundo. Uno parecido a este, si, pero diferente. Solo un poco más oscuro. Lo suficiente para hacerlo significativamente: peligroso.
¿Y porque? Porque el origen de dicha oscuridad, en el fondo, yace en cada uno de nosotros. Eso la hace letal. Porque no es, vergonzosamente familiar.
Porque cuando nos miran fija e invasivamente esos fríos botones negros, en el fondo, nos estamos mirando al espejo.

F

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