miércoles, 22 de diciembre de 2010

Mi reino por escribir

Hay gente que se pasa la vida buscando que es lo que los hace feliz… pensar que hay gente que no, no? Eso es lo terrible.

Hagamos de cuenta que hay una sola cosa que a uno lo haga feliz. (Que no es así. Nunca es tan simple). ¿Cómo se puede descansar de esa búsqueda? ¡¿Qué está haciendo la gente que no encontró y no está buscando?!
Pero no me quiero ensañar con la gente que no. Justamente me quiero enfocar en la gente que sí.

Una vez conversaba con un maestro y me dijo la frase “yo amo lo que hago, ¿me entendes? Amo mi trabajo.” Y me dije “yo quiero eso”. Quiero amar lo que haga.

Soy un demente, no hay duda.

Pero, pensémoslo. ¿Cuantas horas al día uno invierte en ese trabajo que no le gusta? Decir nueve es una mentira. Porque nunca son nueve. Entre la(s) hora extra, exceso de laburo dependiendo de la demanda X, el clásico jefe garca o similar, el viaje de ida, de vuelta…
Sacale ocho horas más a tu día. Tenes que dormir. ¿Quién quiere hacer la cuenta de cuanto le queda?

Mmmmmmm…

No gente, si la felicidad la vamos a buscar en otro momento, estamos escuetos de tiempo.
Son muchísimas horas al día para perderlas en algo que al final de cuentas, resulta, que ¡no nos interesa en lo más mínimo!

La familia, sí. Los afectos, obvio. La mascota, ponele.
Hay setenta otras cosas que también nos hacen felices, no digo que no, pero ¿le vamos a reglar medio día de nuestras vidas a algo que no nos hace felices ni nos motiva de ninguna manera?

Por eso digo, él o ella, que puede decir, “amo lo que hago. Me encanta mi trabajo.” Es alguien que tiene mi admiración.

Esta es una invitación a que busquemos eso que nos hace felices y no nos conformemos con menos. ¿Por qué?

Por eso decía y digo: Mi reino por escribir… y alguien que me lea.


Mi pluma serán mis dedos,
Garabatos en la hoja de letras bajo mis manos.
Mis palabras ya no serán mías,
 Serán de todos, de nadie, y en todos lados.

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