lunes, 4 de abril de 2011

Lunita de mis sueños

Ella se sentó y miró con duda al papel.
Desecho toda razón y escribió.

¿Cómo estás? ¿Estás bien?
Tengo tanto para contarte
Pero, primero lo primero,
Te extraño muchísimo.

Extraño tu piel y tu olor.
Extraño abrazarte,
Extraño escucharte,
Te extraño.

Yo estoy bien. Soy feliz,
Encontré el amor.
Mamá también te extraña.
¿Te vamos a poder ver?
¿Cuándo?
¿Me lo prometes?
Perdón si soy pesada, pero te extraño tanto.
Besos, Lunita


Contempló en silencio su carta. Era imperfecta, repetitiva.
Pero era suya. Era sincera.
La guardo en un sobre y lo dejo sobre la mesa.

A la mañana siguiente el sobre no estaba.
Lo busco pero no lo encontró.
Pensó el preguntarle a su marido, pero luego se le olvidó.
Pasaron los días y estos se hicieron semanas.
Y una noche, cuando se cumplieron meses, mientras se levantaba a buscar un vaso de agua encontró un sobre sobre la mesa.
No era el suyo. Este era marrón y algo arrugado.
Lo abrió y de aquel papel cansado leyó:

Las palabras pesan mucho,
Asique solo puedo mandarte unas cuantas;
Algún día, lejano por suerte.
Te lo prometo.
Te amo Lunita mía.
Ama y se feliz.
Besos a mamá.

La carta se mojó con algunas lágrimas.
Pero se las secó con una sonrisa.
Volvió a la cama y me abrazó.

-Te amo –me dijo.
-Y yo a vos.

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